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El Mozo Ideal
Joseph Donatiu y los secretos para un servicio excelente

POR DAMARIS HERNÁNDEZ MERCADO
29 de octubre de 2006

 
Un buenas tardes, seguido de una sonrisa. “Bienvenido. ¿Gusta una copa de vino o de champán?”. Son algunas de las frases que escuchamos de los meseros y mozos al llegar a un evento, sin percatarnos de que parte del éxito de una excelente fiesta recae en las manos de estas personas, que se convierten en héroes anónimos.
 
Uno de ellos es Joseph Donatiú, quien posee una trayectoria de más de 20 años como mesero y capitán de banquetes. Además de ser el propietario de la compañía Banquets Choice, dedicada a ofrecer servicio de meseros, equipos y coordinación de actividades, Donatiú también opera Museo Catering Services, con el chef Wilo Benet.
 
Como todo principiante, Donatiú se inició a los 16 años, sirviendo pan y agua en el restaurante Oasis. Años más tarde se trasladó a Nueva York para trabajar en el restaurante cubano-internacional Victor’s Café por ocho años. Según cuenta, esa experiencia fue una escuela, ya que aprendió de todo y procuró ser el mejor en lo que hacía. Luego regresó a la Isla para trabajar en la industria hotelera. Fue en el hotel Crown Plaza donde se convirtió en mesero de banquetes y se trasladó al Marriott para ser capitán de banquetes, teniendo siempre como norte dos principios básicos: la buena disposición y el excelente servicio.
 
“La buena disposición, la humildad y el saber armonizar sin sobrepasar la línea de confianza y simpatía es fundamental para ser un mozo inolvidable. Ya sea en un restaurante o en una actividad privada, el (la) mesero(a) debe recordar lo que las personas están
bebiendo”, sostiene Donatiú, quien agrega que la higiene y la presencia son vitales.
 
Como regla básica en una fiesta privada, se debe dialogar con el anfitrión para saber las necesidades especiales de los invitados. “Los niños y las personas de edad avanzada no poseen la misma paciencia y tolerancia. Es deber del mesero atenderlos a la mayor brevedad, tanto en un restaurante como en una fiesta privada”, afirma Donatiú.
 
No sólo el buen trato es esencial, también se debe mantener una comunicación previa con los decoradores del espacio, hacer un ‘floor plan’ y mantener las áreas limpias.
 
Aunque el negocio de Donatiú opera los siete días de la semana, el tiempo que éste le dedica a su familia, compuesta por Blanca -su esposa y mano derecha en el negocio- y sus hijos Leonela y Jonathan, es sagrado. “Operamos el negocio y sabemos separar los roles; el tiempo de pareja es totalmente aparte. Para los niños siempre sacamos tiempo”, asegura con una enorme sonrisa, la cual seguramente muchos recordarán por su atento y esmerado servicio.